domingo, 12 de octubre de 2014

PGE 2015: La gran estafa


Los Presupuestos Generales del Estado  para el año 2015 son unos presupuestos falsos, ya que no consolidan ninguna recuperación, pero sí consolidan la crisis y sus efectos, porque perpetúan un modelo económico fracasado y deterioran la calidad de vida de más del 80% de los españoles, hipotecando el futuro de próximas generaciones. Estas cuentas son el reflejo de un modelo económico caduco y perverso, porque incrementa la desigualdad. No cambian el modelo de crecimiento, ahondan en los errores del pasado y no ayudan a las familias.

Los PGE para el 2015 deberían cumplir al menos tres objetivos:

En primer lugar, los Presupuestos deberían crear empleo, apoyar la reactivación económica y fortalecer el sistema productivo de este país.

Y sin embargo, no hacen nada de eso.

Pese a toda la propaganda gubernamental, el Gobierno no ha tomado medidas para cambiar el modelo de crecimiento, pues son de nuevo la construcción y la demanda interna las que tiran de la economía, mientras la aportación del sector exterior será negativa en 2014 y mínima en 2015, mientras la deuda pública y exterior siguen creciendo a niveles alarmantes.

El papel del Gobierno central debería ser un papel dinamizador, activo en la creación de empleo. La acción principal de este gobierno, que debería estar reflejada en estos presupuestos, sería poner en marcha planes de empleo urgentes. Hay hoy en España 3.300.000 personas paradas que no tienen ninguna protección. Es el mayor nivel de nuestra historia y llevamos instalados en él año y medio. Son casi 2 millones más de parados sin protección de los que  había en enero de 2010 y el Gobierno reduce el gasto en desempleo en más de 4.000 millones de euros, mientras implementa una reducción fiscal para las capas de ingresos más altas que cuesta casi lo mismo: unos 3.700 millones. Algo inasumible bajo cualquier circunstancia.

 

En segundo lugar, estos presupuestos tendrían que haber servido para garantizar la renta indirecta de todos los ciudadanos. Y garantizar que los derechos sociales básicos, como la educación y la sanidad pública, la protección por desempleo, las ayudas de las becas o la ley de dependencia pudieran mantenerse.

Y permitir de esta forma que las familias españolas no vieran disminuir su renta indirecta al tener que pagar de su bolsillo servicios básicos que deberían seguir siendo gratuitos. El Gobierno del PP ha decidido bajar los impuestos a los ricos, mientras rebaja ayudas y prestaciones a los demás, beneficiando al 10% de la población y perjudicando al 90% restante. Con la reforma fiscal se dejarán de ingresar 9.000 millones de euros, pero eso no va a servir para frenar la tijera de sus recortes. Se prevén 7.000 millones de euros de recorte en 2015 en Educación, Sanidad y Servicios Sociales.

 

En tercer lugar, estos presupuestos tendrían que haber servido para garantizar la estabilidad territorial y garantizar asimismo la igualdad de todos los ciudadanos, vivan donde vivan.

Estamos en un momento muy complicado desde el punto de vista del equilibrio territorial,  cuestionando y discutiendo sobre el sistema de financiación, viendo cómo las comunidades autónomas tienen enormes dificultades económicas para atender las necesidades de sus ciudadanos…y justo en este momento, el Gobierno central recorta más y más a las autonomías, exigiéndole un recorte del déficit mucho mayor del que se aplica a sí mismo el estado.

Mantienen a cualquier precio un sistema de financiación autonómico que, en manos del PP, está significando una máquina de generar agravios, perjudicando a unas CCAA y beneficiando a las suyas. Además, reparten injustamente el esfuerzo del déficit, el fondo de liquidez autonómico, asfixian con intereses a las CCAA y reparten injustamente el fondo de compensación interterritorial.

Ocurre igual con los Fondos de Convergencia, Andalucía tendrá que pagar 426 millones de euros de la liquidación de 2013,  mientras otras comunidades autónomas, muchas de ellas gobernadas por el PP, reciben cientos de millones de euros.

Y de nuevo, la derecha andaluza es una oposición que calla, que consiente, que agacha la cabeza ante las decisiones injustas de Rajoy y que sólo alza la voz para repetir las mismas consignas.

No hay argumentos para defender estas cuentas, por eso, con cada insulto, con cada acusación falsa, con cada mentira, el presidente del PP andaluz está demostrando su escasa talla política, igual que hicieron sus predecesores.

La derecha en Andalucía no aprende de sus errores.

 

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