Comienza el curso político y hay quien ya se toma un descanso, quien necesita un respiro a pocos días del arranque, si es que alguna vez estuvo en funcionamiento. En esta suerte de retiro espiritual la cúpula del PP se ha reafirmado en su política de brazos caídos. No van a cambiar de rumbo y consideran acertada una estrategia que ellos mismos califican como “de perfil bajo”.
Nada se mueve en un PP que vive ajeno a la realidad del país y, especialmente, a su propia realidad. Sólo un leve espasmo, un escalofrío provocado por las novedades en torno al caso Gürtel, nuevos indicios que acorralan al presidente valenciano y apuntan a la financiación ilegal del PP.
Silencio ante a las pruebas de corrupción, silencio frente a unos hechos que constatan la existencia de una trama de financiación ilegal, silencio sobre la responsabilidad política de Camps, un presidente corrupto que sigue teniendo el apoyo de Rajoy.
Así inicia el curso político el principal partido de la oposición, en silencio, buscando un escondite donde seguir agazapándose, evitando tomar decisiones, formular propuestas, conscientes de su absoluta incapacidad y convencidos de que su mejor opción es permanecer en la sombra.
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